Es el
nombre específico del arte gastronómico japonés de la repostería y una de sus
mejores especialidades por la calidad y belleza de sus recetas.
No
hay que confundirlo con el mazapán español ni con las figuras de azucar o
similares de Fondant.
Los
nerikiri representan el máximo exponente del refinamiento en el arte del
wagashi. Están hechos de koshi-an blanco (pasta de judía blanca) mezclado con
gyūhi, una variedad más blanda de mochi elaborada con masa de harina refinada
de arroz glutinoso. Se colorean con yema de huevo y colorantes naturales como
el matcha. Suelen moldearse en forma de motivos de la naturaleza como flores,
aves o frutas para representar las distintas estaciones del año, y se suelen
servir en la ceremonia del té o en celebraciones.