Tendida al sol como la ropa, se orean (jarean) los pescados,
lavados con agua salada, hasta que se secan, gracias al sol y al viento que
hace de las islas Canarias un paraíso, en este caso culinario.
La Jarea es una tradición ancestral de los isleños, que se
remonta a tiempos inmemoriales y hace del jareado una celebración anual en la
que participa toda la familia.
Al igual que la Mojama (lomos de atún en conserva) se trata de
una forma de conservar el pescado que practicaban los fenicios.
En la Isla de Fuerteventura se celebra anualmente “la calada”
con la marea alta de madrugada, se afanan con el trasmallo y aguardan a la
marea baja del amanecer cercando al pescado en el chinchorro y arrastrándolo
hasta la orilla empedrada, donde lo van limpiando y abriendo en librillo para
ponerlo a secar sobre las piedras después de haberlo salado, reposado y lavado.
La Jarea se suele comer en seco arrancando tiras del pescado,
costumbre que se va perdiendo frente al cocinado en olla acompañado con papas y
gofio.