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Las trufas del desierto



Las trufas del desierto, conocidas como Turma, papas de tierra, criadillas o criadas, una seta de las islas canarias.

En Fuerteventura (Islas Canarias), se encuentran las variedades, Terfezia Boudieri, Terfezia Claveryi y Fervezia Canariensis.

Son de sabor suave que recuerda a las avellanas, ricas en proteínas y antioxidantes, su tamaño oscila entre los 2 y los 5 cm. y se da en tierras calizas y arcillosas en los meses de Septiembre y Octubre, aparecen asociadas a los Turmeros (Heliamthemun canariensis), pero no hay que confundir las “criadas” (Terfezia) con la “nacidas” (Rhizopogon) a pesar de que ambas son hongos hipogenos.

Las Terfeziaceae, criadillas de tierra, turmas de tierra o trufas del desierto, son unos hongos pertenecientes a los ascomicetos. Presentan una relación simbiótica micorrícica normalmente con las raíces de arbustos, en particular del género Helianthemum. 

Se suelen encontrar en áreas áridas y semiáridas de la región mediterránea, África del Norte, Medio Este, donde viven ectomicorrizalmente asociadas con especies vegetales del género Helianthemum y otras plantas ectomicorrícicas como Cistus, Avena, y Pinus. El grupo tiene tres géneros, Terfezia, Tirmania, y Mattirolomyces. Tienen pocos centímetros y suelen pesar de 30 a 300 g.




La Jarea, la conserva de pescado de las islas Canarias



Tendida al sol como la ropa, se orean (jarean) los pescados, lavados con agua salada, hasta que se secan, gracias al sol y al viento que hace de las islas Canarias un paraíso, en este caso culinario.

La Jarea es una tradición ancestral de los isleños, que se remonta a tiempos inmemoriales y hace del jareado una celebración anual en la que participa toda la familia. 

Al igual que la Mojama (lomos de atún en conserva) se trata de una forma de conservar el pescado que practicaban los fenicios.



En la Isla de Fuerteventura se celebra anualmente “la calada” con la marea alta de madrugada, se afanan con el trasmallo y aguardan a la marea baja del amanecer cercando al pescado en el chinchorro y arrastrándolo hasta la orilla empedrada, donde lo van limpiando y abriendo en librillo para ponerlo a secar sobre las piedras después de haberlo salado, reposado y lavado.


La Jarea se suele comer en seco arrancando tiras del pescado, costumbre que se va perdiendo frente al cocinado en olla acompañado con papas y gofio.