Se elabora a partir de granos inmaduros de trigo cuando los granos aún están lechosos, verdes, de ahí su nombre. Antes de que las hojas comiencen a ponerse amarillas y los granos aún están suaves y cremosos es el momento ideal.
El trigo se cosecha y se coloca en pequeños montones y se deja secar al sol durante un día. A esos montones se les prende fuego y el fuego se controla cuidadosamente para que sólo se quemen la paja, la cáscara del grano y no las semillas.
El alto contenido de humedad de las semillas de trigo, evita que se queme el grano.
Durante la quema se debe prestar mucha atención a la evolución del fuego, el viento y el progreso de las llamas para asegurar un producto final perfecto.
Luego, las plantas tostadas se someten a la trilla y secado al sol para que el sabor, la textura y el color sean uniformes. Las semillas ahora se parten en pedazos más pequeños para que parezcan un “bulgur” verde. La comida resultante es terrosa, ahumada y tiene un sabor distintivo.
Es un alimento que sacia el apetito, ligero en la digestión y de suave sabor, lo que le convierte en un buen candidato para cualquier acompañamiento, especialmente en ensaladas y sopas.
También es rico en nutrientes, fibra y calcio, es recomendable para diabéticos, pero no es apto para celíacos.
Se cocina como el arroz y es muy apreciado para hacer risotto.